Happy
Cada uno de nosotros tiene muchísimas razones para ser feliz. Millones. Sin embargo optamos por enfatizar en aquellas cosas que nos la arrebatan. 'Me han puesto una multa'; 'odio mi trabajo'; 'me duele la cabeza'; 'está lloviendo'. Es ridículo.
Tantas y tantas razones por las que levantarte cada mañana, sacar una amplia sonrisa ante el espejo y pensar joder, soy muy afortunado.
Y yo soy una de esas. De esas afortunadas que tienen una familia (increíble por cierto), un lugar al que ir cada día, un futuro por el que luchar, unos pocos y verdaderos amigos, una persona que me quiere por lo que soy y lo que le aporto.
Una de esas afortunadas con afán de perfeccionismo que no se cansa de buscar nuevas metas, que busca la magia en cada cosa nueva que le llega y le ayuda a acercarse más a lo que quiere.
Una de esas afortunadas que ha tocado fondo tras fondo y ha sabido mirar hacia arriba y luchar, y salir del hoyo.
Todas estas cosas están muy bien como fuente de mi felicidad. Pero no lo son. No soy feliz por tener amigos, o familia, o novio o casa. No es así.
La verdadera felicidad es la que no tiene razones, la que no depende de nada más que de uno mismo.
Y si me preguntan que por qué soy feliz, pues ahí va mi respuesta:
SOY FELIZ PORQUE SÍ.
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