Dust in the wind

Recuerdo perfectamente como era. Recuerdo la tranquilidad que me aportaba oírla hablar. Porque sus palabras eran siempre alentadoras, sabias, y llenas de claves que sin duda me hacían falta. Recuerdo la densidad de las horas que pasábamos hablando, y mi dificultad de retener todo cuanto me decía, a pesar de que daba todo de mí. Y es que había tanto que aprender...
Pero no recuerdo sus palabras. Todas las horas invertidas se desvanecieron y de ellas sólo queda lo que reflexioné sobre ellas por escrito o lo que ha quedado integrado en mí.
Hace mucho que no sé de ella. Tan sólo por navidades cuando me desea felicidad. Tampoco ella sabe de mí. Me pregunto quién tendrá más curiosidad.

Me pregunto quién aprendió más de la otra, aunque tengo claro que soy yo. Me pregunto cómo sería volver a hablar con ella como solíamos hacer. Y contarle todo aquello que debí haberle contado y no le conté. Y decirle lo que siento ahora que lo veo todo de lejos, ahora que me he dado cuenta de tantas cosas en mi interior pero que no he podido contar a nadie como le contaba a ella. Y probablemente me haga falta.

Me pregunto si ella también sabe que la necesito de vez en cuando. Y que me gustaría saber más cosas de ella.
Me pregunto si esos diálogos irrepetibles quedaron grabados en alguna parte. O si de lo contrario se esfumaron como polvo en el viento.

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