Secretillos de la vida

No digo que tengan que salirme las cosas perfectas ni a la primera pero porqué está siendo tan difícil que se asienten las cosas en mi vida? Intento tomar las riendas de mi vida y de mis nuevos asuntos pero todo lo que no depende de mí se derrumba y tengo que volver a intentarlo... Y mientras lo hago desocupo lo que me corresponde hacer ahora mismo, que es estudiar y trabajar por lo que quiero que al fin he encontrado... Y disfrutar de la vida universitaria y de la convivencia con gente que está en mi misma condición aunque en mi caso, en tan distinta piel He llegado a cierto punto en el que mi cabeza no me permite desconectar ni disfrutar de NADA A la par que no puedo quejarme por lo alentadores que están siendo mis padres y mis compañeros y porque hay gente que lo pasa mucho peor... Ojalá aprenda algún día a diferenciar lo que está en mis manos y lo que no, de modo que lo segundo no me afecte. Todo será más fácil...

No sé cuál es la causa ni de dónde procede,  pero me encuentro en una isla en la que mis compañeros, jóvenes como yo, nos vemos involucrados en una guerra contra otro grupo de jóvenes. No una pelea, sino una guerra, en la que lo único que podíamos utilizar son piedras, para lanzárselas al contrario. Antes de que comience la guerra, tratamos de poner los astros a nuestro favor con lo que podemos, y ciertos 'jurados', adultos y famosos españoles, andan merodeando a ver qué pueden conseguir. Mi madre aprovecha la oportunidad y aborda a una mujer, diciéndole que si ganamos nosotros, le regalará uno de mis preciados cuadros. Son cuadros que no reconozco, pero que coinciden con mi estilo y mi forma de pintar. Parecen incluso valiosos. Esta mujer se deja engatusar y lo acepta, con aires de que eso no fuera a servir para nada. Va a dar comienzo la batalla, y nos preparamos y ocultamos ante lo que parecen unas trincheras improvisadas con sillas pero que sirven para ocultarnos. Algu

Se inventa una "atracción" en la que puedes ver en espacio con tus propios ojos y estar en él más cerca que nunca. La máquina tenía una forma similar a una lavadora, con dos orificios que se abrían y cerraban y con múltiples asientos a lo largo de la superficie. Estos asientos tenían un sistema de seguridad pésimo, que consistía en introducir un enganche como de cinturón o sujetador y conectar una cinta a su encaje. Era aparatoso y para nada seguro.  El caso es que monto en esta atracción un par de veces, en las que hay tensión pero todo va bien. De pronto, vuelvo a montar y algo que me distrae me impide abrocharme el cinturón de seguridad a tiempo. Trato de ayudar a otra persona a hacerlo antes de que se abran los orificios y el vacío del espacio nos absorba, pero es demasiado tarde. Como un aspirador, en cuestión de segundos salgo de mi asiento y me escurro por el orificio que lleva al espacio, tratando de aferrarme a cualquier cosa para evitarlo. Esta otra persona que t

No sé en qué lugar ni en qué contexto, pero volvía a besarle. Durante ese momento él comenzaba a llorar por la emoción de ver una nueva esperanza en recuperarme, pero lloraba de una manera enfermiza. En el momento en que me daba cuenta del error que había cometido y las falsas esperanzas que le había dado, me aparté, consciente de mi error. Sin poder sacar una sola palabra de mi boca e inundada por el pánico, de repente el sueño acaba. Me despierto bañada en sudor y una oleada de ansiedad y agobio se apodera de mí. Rápidamente me meto en la ducha y trato de mantener en mi mente que sólo ha sido un sueño. Un sueño definitivamente muy real, y en el que mi subconsciente me torea y me envía señales que no sé cómo interpretar.

Me encuentro en una residencia, como en la que vivo actualmente, pero estoy con mi familia y amigos de mis padres y sus hijos mis amigos. Visito diferentes habitaciones, viendo las compañeras que por ejemplo, Ana Sánchez, o Marina Canales, tienen. Después aparece otra imagen en la que nos hemos reunido todos de celebración. Estamos muy contentos y nos ponemos a cantar y bailar todos juntos al rededor de una mesa, y todo el mundo nos mira. Incluso mi madre participa e imita posturas de una bailarina de ballet.  Al cabo de un rato cuando la cosa ya se ha dispersado y nos hemos relajado todos, veo que Amparo le ofrece un cigarrillo a mi madre. Se me borra la sonrisa de la cara. Amparo le dice: -Venga, que tienes que fumarte uno de vez en cuando que te sienta bien- tratando de justificarlo. Miro a mi madre perpleja y antes de que pueda decir una palabra interviene mi padre: -Alba, ayer tu madre medio empezó a fumar otra vez... Mi ira, mi impotencia y mi decepción me inundan como una

"Si hay algo que debes saber antes de que te deje ir, es esto: En tu camino encontrarás a gente rota, gente odiosa y gente que ha perdido el norte para alcanzar su gloria. Y la belleza de todo ello, es esta: Te diré que los quieras más. Que los quieras profundamente y les muestres cómo a algunos de nosotros todavía nos importa. Nunca los abandones ni pierdas la esperanza en ellos, porque perder la esperanza en ellos es destruir un reflejo de nosotros mismos." Y es que nos encanta proyectar nuestros problemas y nuestros complejos hacia los demás, como si fueran ellos quienes tienen el problema; y tal vez sea cuestión de que cada uno sepa valorar y lidiar sus asuntos sin influir en los demás, porque la gran mayoría de las veces cuando alguien tiene un problema se debe a que otra persona que tenía un problema lo ha cargado contra la otra y ha acabado por abrir herida. Y sí que es cierto que depende de como influye a cada persona lo que recibe de su exterior y có