Diario de sueños. 24/10/2014

No sé cuál es la causa ni de dónde procede,  pero me encuentro en una isla en la que mis compañeros, jóvenes como yo, nos vemos involucrados en una guerra contra otro grupo de jóvenes. No una pelea, sino una guerra, en la que lo único que podíamos utilizar son piedras, para lanzárselas al contrario.
Antes de que comience la guerra, tratamos de poner los astros a nuestro favor con lo que podemos, y ciertos 'jurados', adultos y famosos españoles, andan merodeando a ver qué pueden conseguir. Mi madre aprovecha la oportunidad y aborda a una mujer, diciéndole que si ganamos nosotros, le regalará uno de mis preciados cuadros. Son cuadros que no reconozco, pero que coinciden con mi estilo y mi forma de pintar. Parecen incluso valiosos. Esta mujer se deja engatusar y lo acepta, con aires de que eso no fuera a servir para nada.
Va a dar comienzo la batalla, y nos preparamos y ocultamos ante lo que parecen unas trincheras improvisadas con sillas pero que sirven para ocultarnos. Alguien del otro bando tira la primera piedra, nosotros respondemos tirando otras, pero no son oleadas sino piedras puntuales. Algunos de los suyos y de los nuestros resultan heridos, y tras un tiempo finaliza la batalla. En el tiempo de margen hasta la siguiente batalla, volvemos a intentar poner a algunos adultos de nuestra parte, también sin resultado aparente. Cuando nos disponemos de nuevo en las trincheras para dar comienzo la segunda batalla, esta vez soy yo la que tiene que tirar la primera piedra. Me levanto y me enfrento a otro chico en el campo de batalla, y sin miramientos lanzo la piedra y aunque no le doy a él sino a otro compañero, sirve para despistarle y que mi equipo tome la ventaja. El chico al que he dado muere, pero nosotros ganamos la guerra.
 
Es la segunda vez que tengo este sueño, aunque no pueda describirlo fielmente a como es por su complejidad.

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